País de Invierno

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En Grandes Osos Negros, al pie de Sierra Buen Tiempo, es primavera desde hace un minuto. A los bordes de los techos con carámbanos colgando vienen pájaros diminutos a despedir el frío. Los niños, en sus casas, los reproducen dibujando con el dedo índice sobre el vaho de las acristaladas ventanas, mietras las mujeres se deshacen de sus trajes ardilla de pega para salir a recibir a la primavera. Un manto de nieve se derrite descubriendo en el campo la hermosa cama verde que asombra a los ancianos y que la mayoría de la población nunca ha visto y todo el mundo se esfuerza por recordar su nombre hasta que llega la chica del tiempo y la llama por su nombre: pradera. En el País de Invierno, ocurre un fenómeno así y todo el mundo corre de un lugar para otro con sus cámaras buscando ángulos para sacar fotos y colgarlas enseguida en sus páginas interplanetarias y que se entere el universo entero.

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